martes, 15 de diciembre de 2009

LADRONES JUSTICIEROS

Creo que nunca había sentido tanto miedo como cuando me pillaron después de haber cogido un billete sin permiso de la habitación donde vivía la inquilina. – Juli, ¿cogiste un billete azul que estaba encima de la mesa de noche de Carmen? Carmen entra. –Hay Juli, no me diga que cogió la platica!. Acorralada entre la cama de mis padres y la mía, empecé a imaginarme la llegada del carro con la sirena y las luces, como en aquellas películas de Yaqui chan y Rambo, que veía los domingos por la tarde con papá y mamá después del almuerzo. La cárcel era mi final, la correccional de niños. Mi hermano siguió regañándome, mientras que yo, inmóvil, desdibujaba sus palabras, tornándolas pesadillas; pensé en las consecuencias que ahora recuerdo eran solo fantasías y que terminaban encerrándome entre barrotes. – ¡devuelva pues el billete! ¿Donde lo escondió? – yo, yo, Hm, ohm he. No podía decir una sola palabra, balbuceaba sin control, como las lágrimas que mojaban mis cachetes, entonces levanté mi mano derecha y señalé la almohada de mi cama. Mi hermano se acercó y levantó la almohada, el billete azul estaba allí arrugado todavía y la mano lo recibió. Salí corriendo a abrazar la falda de Carmen, ella me tocó suavemente la cabeza, me dijo que me calamara, que no lo volviera a hacer y se quedó reanimándome, se condolía de mis lágrimas que no podía controlar.
Y es que ese miedo, aterrador miedo, cobarde y oscuro, como la culpa que trastorna nuestras cabezas. No sabía lo que había hecho, no le encontraba causa, no sabía porqué era tan malo, amaba los colores y los billetes eran evidentemente bonitos e inalcanzables, provocó en mí la necesidad de obtenerlos, solo un deseo.
En este tiempo, y pasados también, a los ladrones se les condenaba, todos los que roban son malos, pero, entonces, ¿que pasa con Peter Pan? (Porque de niña me gustaba pensar que él, hacia el bien y yo me conformaba con ello) ¿Acaso deja de ser malo cuando va y roba a los piratas? ¿Quién es más malo? Ladrón que roba ladrón, solo son justificaciones. Pero claro, también está Oliver Twist, que desde pequeño aprendió el truco de los cinco dedos, fue un haz y luego triunfó. Pero aún sigue siendo ladroncillo, así sólo halla sido por un tiempo este trabajo maligno.
Este escollo de los héroes es solo eso, además, la maldad en este tiempo no se atormenta por un robo que no hiere a nadie, ahora hay drogas, hay corruptos con poder político, hay abortos y hay calentamiento global. No tengo la culpa de haber sido una niña influenciada por Peter Pan y Aladino y los animanías. Puede ser un delito, sin embargo, la sociedad como todo lo transmuta, creó nuevos tipos de ladrones, aquello con características morales, éticos, etc. Otros con estilo, con dotes y habilidades. Los roles de los ladrones son más fiables que un puesto de supervisor de autoservicio veinticuatro horas, ya que ahora, si tienes en tu lema la palabra -JUSTICIA- ser ladrón es estar de moda.

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