lunes, 24 de junio de 2013


LA DAMA DE LA PINTURA

Cuando me comenzó a combinar con sus colores, ya era demasiado tarde para no extrañarla, para sacarla de mi ser, para dejar de ser en su pincel...
Era la joven del muro. una estudiante que le gustaba el arte y pintaba. Empezó con una pared frente a mi casa, todos los días iba un rato. Cuando empezó fue muy  esporádico, a veces solo la veía una vez por semana. otras veces suspiraba dos si tenia suerte. también tenia un amigo que la observaba, entonces,él me avisó de sus visitas cuando me fui a donde mi abuela, y desde allí mas de seguido se le veía a Lisbeth. Oh, que niña tan bonita decíamos. nos quedábamos en casa, hablando por teléfono sobre ella, observándola cada uno desde su ventaba, desde su historia imaginaria, a veces delirábamos y luego nos reíamos de lo tontos y cobardes que somos. Cuando, en esos días que el viento soplaba fuerte, ella duraba menos, tal vez media hora y se marchaba, yo no lo soportaba, quería hablarle, preguntarle al menos su nombre. Era tantos los días que ya sabía cuando llegaba feliz, o aburrida, dependía el día, dependía el trazo que pintaba. cuando estaba muy feliz el mural le rendía, entre curvas y colores, la fui entendiendo. sabia cual era el color que mas le gustaba, y la forma que utilizaba para deducir su forma de arte.en esos días por la tarde, las vacaciones me deprimieron tanto que le dije a pepe que  nos compráramos un vino, para decir disparates y acortar el tiempo. nos sentamos a fuera de la casa de pepe que quedaba en la esquina con una botella de gaseosa de uva a tomarnos el licor camuflado. Lisbeth llego tarde, casi al anochecer; cuando la vimos empezamos a sudar, pero los nervios ese día si no impidieron que de la euforia nos levantáramos y ellas nos notara. Sonrió, y se acomodó; estaba seria. la observe unos minutos y le hablé duro, le dije que me gustaban sus colores. Ella volteó y me dijo que eso estaban en el tema que pintaba. yo solo dije Oh!, pero mi amigo si se despabiló y aprovecho para preguntarle el nombre. LISBETH, pero cualquier apodo esta bien, agregó. Yo no aguante mas y me fui a vomitar, no soportaba su presencia, me descompensaba mas de lo que creía. pero cuando volví, pepe reía con ella y ella me miro tan fijamente que me hizo sentar su mirada a su lado. la chica siguió feliz y se tomo el ultimo sorbo de la botella. Esa gota que derramo, salpico el césped de colores, yo no entendía, pero era hermoso, es como si ella fuera de pintura. Toqué el piso, me unté, y rose mi mano por su licra, la unte, ella se levanto, y se rió, cogió del suelo mas y unto a pepe, todos jugamos un rato mientras nos llenábamos de colores la ropa, mientras la salpicábamos con nuestros colores, mi piel-pintura, mi sonrisa aguada.

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